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domingo, 30 de septiembre de 2012

TOLERANCIA A LA GLUCOSA EN PERSONAS MAYORES DE 60 AÑOS


Con frecuencia se asocia el incremento de la edad de la persona con la intolerancia a los carbohidratos, la resistencia a la insulina, el síndrome metabólico, la prediabetes y la diabetes. Haciendo parecer irremediable el incremento de la edad del individuo y su asociación con esos estados metabólicos. Por otro lado las pruebas estándar para el diagnóstico son frecuentemente interpretadas con matrices de comparación de personas jóvenes, lo que genera la posibilidad de realizar diagnósticos erróneos y etiquetas incorrectas a los pacientes mayores de 60 años, que puede llevarlos incluso a estados hipoglicémicos. En el presente trabajo se revisan algunos cambios metabólicos que con respecto al metabolismo de carbohidratos se presentan en el envejecimiento, sus consecuencias, la forma como se pueden compensar y su relación con la tolerancia a la glucosa y la resistencia a la insulina. Así mismo se presenta los resultados de curvas de tolerancia a la glucosa en personas de 60 a 70 años, de 70 a 80 años y de mayores de 80 años y se analizan los cambios observados en las diferentes décadas de la vida, resaltando la importancia y necesidad de una evaluación individual, con patrones de acuerdo a la edad y con una visión integral del proceso de envejecimiento y los cambios metabólicos que en él acontecen.

PREVALENCIA DEL ENVEJECIMIENTO

Existe un notable cambio en la estructura poblacional, que se debe al control de la natalidad y al incremento en la calidad de atención a la salud, lo que aumenta la esperanza de vida. El envejecimiento de la población es uno de los cambios más notables en el mundo y al cambiar el perfil de salud enfermedad en la población general, se plantean grandes retos en la planeación, instrumentación y aplicación de las políticas de salud. Lo anterior incrementa la frecuencia de enfermedades crónicas degenerativas, desplazando la carga principal de morbi-mortalidad de los grupos jóvenes a los de edad más avanzada.


RESISTENCIA A LA INSULINA EN EL ENVEJECIMIENTO

Se conoce que debido a la disminución de la tolerancia a la glucosa por el envejecimiento, existen modestos pero constantes incrementos de glucosa en sangre, valores por encima de los encontrados en personas jóvenes no diabéticos. Los cálculos predicen, que por cada 10 años a partir de los 60 años de edad la curva de tolerancia a la glucosa se incrementa hasta 5.3 mg/dl. Asimismo, la glucosa postprandial se incrementa en el orden de 1 a 5 mg/dl por década de vida a partir de los 60 años. En el caso de la insulina plasmática los resultados son contradictorios. Si bien en la mayoría de los estudios con adultos mayores se encuentra una secreción de insulina normal, algunos autores han encontrado incremento y otros autores encuentran reducción de la concentración de insulina en curvas de tolerancia a la glucosa (oral o intravenosa). Aunque la mayoría de los autores coinciden que independientemente de las concentraciones plasmáticas de insulina encontradas en los pacientes mayores de 60 años, el fenómeno metabólico que siempre se encuentra asociado es la reducción de la sensibilidad a la insulina de tipo postreceptor. Estudios con pacientes mayores de 60 años bajo infusión euglicémica muestran una clara reducción en la remoción de glucosa sanguínea, que va del 25% hasta el 39%. Dichos estudios muestran además una notable reducción en la entrada de
glucosa al hígado. En cambio, se observan similares concentraciones de insulina y de unión de la insulina a su receptor. Lo anterior indicando que las personas mayores de 60 años tienen defectos postreceptor de insulina, es decir, alteraciones en los sistemas de transducción de señales acoplados al receptor de insulina y responsables de los efectos periféricos. Estos resultados pueden explicar el desplazamiento a la derecha de la curva de tolerancia a la glucosa, es decir la intolerancia a los carbohidratos. Otro factor que se debe de considerar es el cambio en el proceso de compartamentalización de receptores y transportadores. El envejecimiento aumenta la internalización (translocación) de los receptores de insulina en vesículas del citoplasma, lo que resulta en menos receptores en la membrana celular y por lo tanto menor acción de la insulina para los efectos metabólicos de la insulina incluyendo los transportadores de glucosa, lo que lleva a tener menores captaciones de glucosa y mostrarse como resistente a la insulina e intolerante a la glucosa, como se ha mostrado en adipocitos de rata.


LA ACTIVIDAD FÍSICA

Una vida sedentaria favorece la presencia de la resistencia a la insulina, intolerancia a los carbohidratos y la aparición temprana de la DM. Por el contrario, la actividad física tiene un efecto protector sobre estos mecanismos. Independientemente de la edad, el incremento en la actividad física aeróbica incrementa la habilidad de la insulina para promover la entrada y utilización de la glucosa, es por ello que la reducción de la actividad física de los individuos mayores de 60 años contribuye, sin lugar a duda, a incrementar la intolerancia a la glucosa y la resistencia a la insulina. En este sentido, se ha observado que los oficinistas mayores de 60 años tienen mayor resistencia a la insulina e intolerancia a la glucosa que los obreros (físicamente más activos) de la misma edad. Por el contrario atletas jóvenes y mayores de 60 años muestran similar tolerancia a la glucosa. La intolerancia a los carbohidratos puede ser compensado, por lo menos en parte, por el entrenamiento físico rutinario. Encontrándose que hay una relación directa entre la máxima capacidad aérobica con la normalización de la curva de tolerancia a la glucosa.



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