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viernes, 14 de septiembre de 2012

CLIMATERIO MASCULINO Y EL REENCUENTRO CON LO ERÓTICO

Inicialmente quiero felicitar a hombres y mujeres que en aras del saber han hecho presencia para fortalecer sus conocimientos. La información recibida específicamente en el tema que nos concierne, el climaterio masculino, permite al hombre comprender sus síntomas y afrontar el envejecimiento sin tanto miedo, temor o preocupación, pero sí con mucha dignidad, es un momento propicio para que se cuestionen y puedan dar la bienvenida a esta bella etapa que les depara la vida.

Para ubicarnos en el tema, empezaré por aclarar los términos que se han venido utilizando para catalogar este período. En Europa por ejemplo, el término empleado es andropausia a raíz de que este vocablo procede del griego andro, que significa hombre, la describen como una experiencia transicional; el Reino Unido ha utilizado el término viropausia porque Vir es un prefijo latino que significa hombre.

Hoy en día se utiliza el calificativo de climaterio masculino o climaterio viril, período que se inicia con cambios hormonales, fisiológicos y químicos que se producen por regla general entre los cuarenta y sesenta y cinco años y afectan todos los aspectos de la vida. El climaterio se puede definir como una condición física, con dimensiones psicológicas, interpersonales, sociales y espirituales.

El médico psiquiatra, gerontólogo y sexólogo, Dr. Andrés Flores Colombino, en su libro diccionario de sexología define el climaterio de la siguiente manera: Período de involución que anuncia y acompaña la pérdida de la capacidad reproductiva de la mujer, por atrofia de los ovarios y el cese de la menstruación, acompañado de tufaradas de calor, palpitaciones, irritabilidad, sudores, insomnio, etc. Aparece normalmente entre los 45 y 55 años, su sintomatología es variable y puede faltar. En el hombre también se encuentran algunos síntomas como cansancio, fatiga, olvidos, disfunciones sexuales, se diferencia de la mujer, porque no hay pérdida de fertilidad.

Es señal de salud mental, pensar que el climaterio masculino no es el principio del fin, sino el final del principio, indica que ha concluido la primera adultez y se está listo para emprender la segunda adultez, y se sigue siendo un ser deseante y deseado, con un cuerpo cargado de palabras que susurran sentimientos, con disposición y coraje para seguir siendo un ser apasionado e investigador de lo que ama, para entregar amor en el otoño, sin condenas al ocaso, con disposición y coraje para continuar creciendo, con actitud positiva para descubrir su propio milagro y saberse importante para el mundo, un hombre que aproveche su historia para remediar el pasado sin perpetuar los males, sin espacio para conjugar los mandatos culturales de hombre deteriorado, derrotado, defensivo y desposeído. Kinsey lo demostró en sus investigaciones, sostiene que el climaterio puede constituir el comienzo de una vida sexual más placentera y gratificante.

El sexo continúa siendo una expresión de todo el ser, donde se conjuga lo erótico con lo sensual y lo creativo, sin dejar el peso de la virilidad a la exclusividad hormonal y al funcionamiento del pene, hay que abrir las puertas al disfrute de la intimidad, ser mayor no significa ser un santo asexuado, bañado de castidad geriátrica, acompañado de miseria erótica, con ilusiones perdidas y congeladas por el paso del tiempo, los hombres están llenos de pasión creativa, aunque una pasión distinta a la de sus años mozos. El climaterio obliga al varón a hacer frente a los cambios que experimenta su sexualidad y no tiene por qué ser un período de abandono sexual, es un tiempo en el que se amplía y adquiere nuevas dimensiones, no puede ser una generación discapacitada, con varones heridos y amputados, separados bruscamente de su cuerpo, de su sexualidad y de sus emociones, como lo suele predicar en algunas ocasiones la religión y la represión sociocultural.

Una forma de prepararse el hombre positivamente en la instalación de esta nueva edad, la del erotismo trascendental, es reconocer que existen síntomas y cambios, que lejos de castrarlos, hay que asimilarlos y vivirlos sin amenaza para la vida, con sentido de prevención y sin apegos a un desesperado renacer adolescente, aceptando las cosas tal como son, para vivir la vida no de cualquier manera, sin huir de la realidad, hay que salir del laberinto y prepararse para reconocer y hacerle frente a las depresiones, ansiedades, miedos o desesperaciones, es un período de desafío que emana símbolos de transformación.

La brillante escritora sobre climaterio masculino, Martha Weinman Lear, relaciona los síntomas que ha observado en los varones durante este período así: El Doctor Herbert S. Kupperman, profesor de medicina en el Centro Médico de la Universidad de Nueva York, sostiene que un porcentaje de los varones entre cuarenta y uno y sesenta y dos años, sufren un cese fisiológico de su función testicular, cambio acompañado de los siguientes síntomas:

• Pérdida de potencia, se traduce en eyaculación precoz o incapacidad para alcanzar la erección.
• Sofocaciones similares a las asociadas en la menopausia femenina, son por lo general menos intensas.
• Una tendencia a sentirse nervioso e indeciso a la hora de actuar y propenso a los arrebatos de mal humor y de enfado.

El Doctor Malcom Carruthers, especialista en el tratamiento del climaterio masculino en Inglaterra, ha estado investigando durante los últimos 20 años la función clave que desempeña la testosterona para que el varón se mantenga sano, feliz y sexualmente activo; presentó las conclusiones de su estudio en el Primer Congreso Mundial sobre el Envejecimiento del Varón, celebrado en Ginebra (Suiza) en febrero de 1998 y según él, esta importante hormona desempeña un papel protagónico en la función de la salud del varón, el descenso hormonal afecta el impulso sexual, se siente cansancio, fatiga, estado de ánimo depresivo, pérdida de densidad ósea, es decir, el hombre experimenta un cambio de vida tan real y hormonal como lo es la menopausia propiamente dicha para las mujeres.

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