El incremento de la longevidad humana está produciendo un creciente
índice de ancianos fracturados.
El traumatismo óseo conlleva un deterioro general de las capacidades
físicas y funcionales del anciano.
Los ancianos con buena relación familiar y social se rehabilitan más
rápida y eficientemente de su fractura. La rehabilitación deberá instaurarse de forma precoz.
Los ancianos institucionalizados que sufren una fractura muestran una
mortalidad mucho más elevada que los que permanecen en su domicilio.
Una de cada tres personas ingresadas en los hospitales por sufrir
fracturas es un anciano.
Los objetivos rehabilitadores del anciano fracturado son, esencialmente,
mantener la libertad articular, prevenir la debilidad y la atrofia musculares,
restaurar la función y evitar complicaciones.
En los fracturados de cadera, el objetivo principal es el logro de la
marcha, lo cual depende esencialmente del tratamiento ortopédico.
La prevalencia de los aplastamientos vertebrales está relacionada con la
edad y la densidad ósea, y su principal mecanismo de producción es la caída
sobre las nalgas.
La rehabilitación del fracturado óseo anciano se adoptará personalmente
en cada caso según las características biológicas, psicofísicas y sociales del
paciente, tratando de conseguir la máxima independencia posible y el más pronto
retorno a una vida eficiente.
Una de las mayores preocupaciones actuales, desde el punto de vista
rehabilitativo, lo constituye el creciente índice de ancianos fracturados, lo
cual es un nuevo problema sanitario y económico que se añade a los cada vez más
frecuentes procesos clínicos existentes en la población anciana, especialmente
trastornos e insuficiencias motivadas por la involución o enfermedades casi
específicas de la vejez.
La rehabilitación, en definitiva, pretende el restablecimiento máximo de
las funciones menoscabadas. Si bien esta
finalidad es clave en todas las edades, en el
caso de los ancianos el logro de la más elevada independencia y óptima
adaptación a las actividades cotidianas constituyen nuestro reto más relevante.
El traumatismo óseo no constituye, tan sólo, una alteración física que
afecta a parte del aparato locomotor, sino que penetra mucho más profundamente
en las capacidades físicas y personales del traumatizado.
El estudio de Borkan y cols (1991) sobre un amplio grupo de ancianos con
fractura de cadera puso de manifiesto los siguientes hechos:
1.
Los ancianos que mantienen de forma habitual buenas
relaciones con el mundo exterior (familiar y social) y consideran su fractura
como un “suceso” se rehabilitan más rápida y eficazmente.
2.
Por el contrario, los que valoran su fractura como
una enfermedad invalidante reaccionan con una marcada pérdida de fuerza,
autonomía y relación con el mundo, quedan seriamente marcados psicológicamente
y sus índices de rehabilitación son muy bajos.
INCIDENCIA
1.
Fracturas petrocantéreas de fémur
2.
Fracturas de cuello femoral
3.
Fracturas vertebrales
4.
Fracturas de pelvis
5.
Fracturas de pilón tibial y maléolos
6.
Fracturas proximales de húmero
7.
Fracturas distales de antebrazo
INTERVENCIÓN REHABILITADORA
La rehabilitación de las fracturas en ancianos constituye un programa
multidisciplinario que disminuye la estancia hospitalaria, mejora el nivel biológico
y funcional del individuo, y supone una valiosa ayuda social para aquellos
ancianos que padecen otros problemas médicos o poseen escasos medios
económicos. Es un proceso que consume
tiempo, trabajo y costos, pero mejora sustancialmente la independencia y la
calidad de vida del anciano y evita su institucionalización.
Los objetivos fundamentales de la intervención rehabilitadora,
preventiva y terapéutica, consisten en los siguientes puntos:
1.
Causas facilitadoras y su prevención
2.
Evitar o disminuir el dolor
3.
Tratamiento ortopédico
4.
Restablecer la máxima función posible.
Para planificar correctamente un tratamiento rehabilitador se requiere:
conocer los principios básicos de la ortopedia, determinar la mecánica de la
fractura, valorar las estructuras lesionadas, así como la reducción y la
estabilidad de la fractura. Igualmente
se necesitan suficientes conocimientos de interpretación radiológica.
Rehabilitación del paciente con fractura de cadera. Los ejercicios de recuperación son
elementales: potenciación activa y resistencia de la musculatura glútea. La hidroterapia en piscina que facilita el
movimiento por las propiedades mecánicas del agua (flotación y empuje) y los
baños de contraste (calor-frío) estimulan la actividad circulatoria y muscular.
Rehabilitación del paciente con fractura de extremidad superior de
húmero. Los ejercicios activos de dedos,
muñeca y codo se iniciarán desde el momento de la inmovilización y se
mantendrán las AVD a expensas de la extremidad no afectada. En este tipo de fracturas suele presentarse
gran rigidez y dolor si la inmovilización ha sido corta. Finalizada la fase de inmovilización, se
iniciarán movilizaciones pasivas, asistidas y resistidas progresivas.
Rehabilitación del paciente con fractura de tipo Colles (huesos del antebrazo el radio y el cúbito). Los ejercicios de inician con movimientos
activos de los dedos en todo el recorrido posible, aun cuando no deben forzarse
para evitar complicaciones tendinosas, inflamación de las vainas tendinosas
(tenosinovitis) o aumento de presión sobre el nervio mediano (síndrome del
túnel del carpo). Las articulaciones de
la extremidad que no estén inmovilizadas se movilizarán activamente, con
resistencias progresivas.
Rehabilitación del paciente con fractura vertebral. El tratamiento consiste en reposo,
analgésicos y frío local. La
inmovilización, según el grado de dolor, puede mantenerse 1-3 semanas. Posteriormente se aplicará calor y aumento de
actividades físicas según la tolerancia, incluidas las transferencias y marchas
asistidas, pero “evitando la flexión de columna”. Los ejercicios isométricos o isotónicos de
extensión se efectuarán progresivamente.
La rehabilitación del anciano con fractura ósea debe adaptarse
personalmente en cada caso según las características biológicas, psicológicas y
sociales del paciente, tratando de conseguir la máxima independencia posible y
el más pronto retorno a una vida eficiente.
Vivo personalmente esta experiencia; mi madre hace 3 años tuvo fractura de cadera y su principal motor de rehabilitación fue y es el amor que recibe...Excelente artículo Claudia...Felicidades
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