Creando un mandala: el coloreado
el mismo modelo, diferentes pintores
El trabajo con mandalas se está utilizando en ámbitos diferentes. En la pedagogia hay experiencias muy interesantes, una de las iniciadoras del coloreado demandalas ha sido Marie Pré, una pedagoga francesa que basándose en los actuales conocimientos de la Neuropedagogía, ha expandido el uso del dibujo centrado o mandala para que los escolares no estén tan dispersos en las clases. También en las Residencias para adultos mayores animadores o arteterapeutas usan estos dibujos para que los usuarios de estos centros se relajen y potencien sus capacidades y habilidades. El coloreado de mandalas es adecuada para la mayoria de personas.
En la actualidad se han ido editando muchos libros de mandalas con plantillas para colorear y también hay muchos modelos que se pueden descargar desde Internet. Está bien comenzar por esta práctica, sobre todo si hace tiempo que no se pinta o se duda de tener habilidad para las artes plásticas. El coloreado tiene otro beneficio, relaja más que la creación de un diseño propio. De todas formas, siempre ponemos algo personal en el hecho de escoger una imagen u otra.
Podemos dejarnos guiar por la intuición tanto en la elección del modelo como en los colores a utilizar. También podemos probar con diferentes técnicas, los lápices de colores de toda la vida, los lápices acuareables y el pastel , que es adecuado porque se pueden hacer fondos suaves y después intensificarlos con otros materiales. Se puede fotocopiar o copiar en un papel más grueso también podemos pintar con acuarelas. Todo esto nos permite experimentar y perder el miedo. El mandala es un modelo perfecto y ordenado, y los resultados suelen ser muy bellos. Y si aún así, no se queda uno satisfecho se puede hacer otro intento con el mismo diseño.
Una vez concluido se mira la obra tomando la postura de un observador lo más objetivo posible, si se ha hecho la actividad en grupo siempre habrá opiniones de los demás que nos sean útiles. Se busca una sensación global al mirar el dibujo y se puede hacer un intento de autodiagnóstico, mirando qué gamas de colores hemos utilizado, bien en la gama de los fríos (azules, violetas, verdes) o en la gama de los cálidos (carmines, rojos, anaranjados). Es igualmente importante la forma de combinarlos, contrastados, jugando con matices dentro de un mismo color,o si el resultado es más luminoso u oscuro. En todo esto lo importante es la sensación que tenemos, no se trata de ser demasiado críticos, no estamos tratando de hacer una obra de arte sino algo que nos ayude a contactar con el momento actual.
Hay otra forma interesante de escoger las plantillas y hasta los colores, convertir esta práctica en algo con una intención terapéutica. Sabemos que el mandala concentra y tranquiliza, que ayuda a conectar ambos hemisferios, ya que como tiene un orden interno satisface al hemisferio izquierdo y como tiene una parte artística gusta al derecho. Todo ésto convierte al trabajo con mandalas en una terapia artística. Si añadimos una intención personal y buscamos aquellos diseños y colores que nos puedan ayuda en la situación en la que cada uno se encuentra puede ser todavía más acertado. Podemos elegir diseños geométricos y colores fríos cuando necesitamos estructura interna, porque las emociones nos desbordan o estamos pasando por un periodo de reorientación, y son apropiados en la etapa de la adolescencia. Los colores cálidos y diseños más libres y fantasiosos son indicados en momentos más depresivos o también podrían ser indicados para personas mayores. Igualmente a los niños les interesaran mandalas basados en cuentos, con ilustraciones divertidas, que igualmente les ayudan en la concentración.
Para concluir y en relación al coloreado de mandalas y adultos mayores, cuando hay limitaciones añadidas al hecho natural de envejecimiento, como la falta de visión, artrosis, Parkinson, son apropiados modelos de líneas claras y zona amplias. Se puede probar con lápices de colores y si la persona ha perdido precisión y habilidad, intentarlo con barritas de ceras o pastel, éste último no requiere tanta precisión en el trazo y se puede trabajar con los dedos.Hasta adultos mayores con demencia senil o Alzheimer conservan en estados bastante avanzados de estas enfermedades la capacidad de colorear un mandala.
Aquí va un ejemplo de mandalas pintados por adultos mayores